Mi querido amigo y sabio consejero, Sady Cohén, ha sido llamado a los Cielos. Ya no está físicamente entre nosotros pero su bendita memoria (Zijronó Leberajá) perdurará por siempre en nuestros corazones. Fue un hombre extraordinario: convencido y entusiasta sionista, incondicional amante de la tierra de Israel, e infatigable y generoso servidor de su Comunidad. Se condujo a lo largo de su existencia bajo el influjo de los valores y tradiciones de nuestro pueblo. Recordaba con cariño y devoción a Melilla, y se sentía muy afortunado de haber nacido allí. Afirmaba que en Melilla se había preservado el judaísmo en toda su maravillosa esencia, cosa que marcó para bien y de manera definitiva su manera de ser y de ver la vida. Asumió plenamente su identidad, y en todo ambiente – propio o ajeno – fue su prioridad dejar claramente asentada su condición de judío. Fue un hombre muy preparado, y gran conocedor del mundo contemporáneo. Era ingeniero, y además experto político. De aquellos que entienden la política como medio de hacer el bien y de ayudar a los demás. Mucho se debe a su labor desinteresada que la iniciativa del gobierno español de conceder la ciudadanía a los judíos sefarditas se transformase en una realidad. Fue amantísimo esposo, gran padre y además queridísimo abuelo y bisabuelo. Con profundo dolor escribo estas líneas, consciente de que mi amigo Sady deja un enorme vacío en la Comunidad Judía de Venezuela y España, y en el seno del pueblo de Israel. Que el Todopoderoso lo tenga en el lugar reservado para las almas justas y piadosas.
Todos hemos perdido un buen amigo…antes de lo esperado.
Rabino Isaac Cohen